Casi una semana atrás el mundo del tenis recibía el impacto de un tweet publicado por la actual número uno del mundo, Naomi Osaka, quien confirmaba la separación de su entrenador, Sasch Bajin, con quien levantó sus primeros dos Majors y alcanzó el número uno del mundo.
“Hola a todo el mundo. No trabajaré más con Sascha. Le doy las gracias por su trabajo y le deseo lo mejor en el futuro”, detalló la nipona.
El mundo trató de encontrar una respuesta, la que ha dado la propia jugadora a su llegada a Dubai este domingo, donde volverá a la competición.
«Todos piensan que fue un problema relacionado con el dinero, pero no lo fue. Es una de las cosas más hirientes que he escuchado. A cada miembro de mi equipo lo veo como parte de mi familia. No les haría nada de eso”, señaló la asiática, quien agregó que todo se gestó durante el Abierto de Australia, pero insistió en que “no voy a decir nada malo de Sascha, porque por supuesto estoy realmente agradecida por todo lo que ha hecho”.
“No creo que para tener éxito tenga que anteponerlo a mi felicidad. Y si tengo a una persona alrededor con la que no me encuentro a gusto no me torturaré con ello. Quiero despertarme todos los días feliz por la gente que tengo cerca.
Personas que realmente me gustan, que se preocupan de mí y que son verdaderamente positivas. Es mi vida y no la voy a sacrificar”, remarcó la tenista de 21 años, que hizo referencia a momentos precisos como una crisis en Charleston el año pasado y en el Abierto de China.
Primero la felicidad antes que el éxito, ha explicado la japonesa y de esa manera ha terminado con una relación de trabajo muy próspera con un entrenador muy codiciado en la actualidad y que fue «sparring» de Serena Williams, Victoria Azarenka y Caroline Wozniacki.
